Volatería, y aves del campo, hay en mucha abundancia, pájaros del monte, de peregrinas colores, y de mucha vista; cantores para enjaulados no los hay, aunque del Japon se traen unas calandrias menores que las de España, de suavísimo canto, que llaman fimbaros. Hay muchas tórtolas, palomas torcaces, otras palomas de pluma muy verde, pies y picos colorados, otras blancas, con una mancha colorada en el pecho, como pelicano. En lugar de codornices, hay unas aves que se le parecen, mas chicas, que llaman ponos[1] y otras mayuelas menores. Muchas gallinas y gallos de monte, muy pequeños y del sabor de la perdiz. Hay garzas reales, blancas, y pardas, dorales, y otras aves de la marina, patos y lauancos, ayrones, y cuervos marinos, águilas, buharros[2], y otras aves de rapiña, aunque no se caza con ninguna[3]. Hay grajas y tordos, como en España, cigüeñas y grullas. No se crían pavos, conejos[4], ni liebres; aunque se han echado á mano. Entiéndese, los comen y destruyen los animales salvajes, que hay en los montes y campos, como son gatos y zorros, tejones, y ratones grandes y menores, que hay en grande número, y otros animales terrestres.
En todas las islas se crían infinidad de micos, mayores y menores, de que á veces se cubren los árboles. Papagayos verdes, y blancos[5], pero rudos en el hablar, y periquillos muy pequeños, y bien pintados de verde y colorado, que tampoco hablan[6]. En los montes y poblazones, muchas culebras de diversos colores; las comunes son mayores que las de Castilla. Hanse visto algunas en los montes, de estraña grandeza, y de mucha admiracion. Las mas perjudi-