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cia y mansedumbre, como tan rico de éstas y otras virtudes, que hacen con fuerza divina, que las cosas altas no extrañen á las humildes, y han puesto á V. Excelencia sobre su propia y natural grandeza, en el lugar que tiene, para bien de estos reynos, premiando y favoreciendo lo bueno, corrigiendo y refrenando lo contrario, en que consiste el buen estado de la república, que dió motivo á Demócrito, filósofo antiguo, para llamar al premio y al castigo verdaderos dioses. Para gozar desta felicidad, no hay que desear ningun tiempo pasado, sino, contentos con el presente, rogar á Dios nos guarde á V. Excelencia por largos años.