Página:Sucesos de las islas Filipinas por el doctor Antonio de Morga (edición de José Rizal).djvu/387

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biese de la guerra, ni en otra manera; y el servicio que tienen destos Naturales, es por soldada y jornal, y los demas esclavos y cautívos que tienen, son cafres y negros, traidos por los Portugueses, por la vía de la India, habidos con justificacion, de las esclavonías, conforme á los concilios provinciales, y licencias de los prelados, y justicias de aquellas partes[1].

Los Naturales destas islas tienen también sus servicios personales, á que son obligados á acudir, en una parte mas que en otras, á los Españoles en diferentes maneras, que comunmente se llama el Polo[2], porque donde hay alcaldes mayores y justicias, por semanas les dan y reparten algunos Naturales, para el servicio de sus casas, pagándoles un jornal moderado, que viene á ser comunmente la cuarta parte de un real cada día, y arroz para comer. Y lo mismo se hace con los religiosos, de la doctrina y sus monasterios é iglesias, y obras dellas, y las obras de comunidad[3].

  1. Sin embargo, los esclavos continuaron, porque aun en épocas muy posteriores los encontramos, y no solamente en poder de los Indios, sino también en el de los Españoles, como aquella célebre esclava del artillero Francisco Nava, cuya venta y asesinato dieron comienzo á una era de turbulencias entre el poder civil y el temporal.
  2. Esto ha desaparecido ya de la legislación, aunque los servicios personales para el Estado continúan aún, teniendo que ser quince días. Tan injusta y arbitraria medida, origen de abusos, vejaciones y otras injusticias, daña no poco á la agricultura, á la cual le roba brazos aun en épocas en que son muy necesarios, sin que de ello resulte gran bien para el Estado, sino es para algunos tiranuelos y particulares.
  3. Aun en nuestros días en que la vida se ha hecho relativamente mucho más cara, hemos visto á religiosos pagar este jornal moderado de ocho cuartos diarios sin arroz á gente que tenía que venir de diferentes pueblos, obligada á trabajar en el Hospital de Aguas Santas, para cuya construcción se habían hecho sin embargo enormes contribuciones, bazares de caridad, limosnas, etc. Así con muy poco dinero se consiguió hacer el edificio, que, si tantos sudores é injusticias ha costado, al menos está deshabitado é inservible hoy día, como una casa habitada por espectros. Recordamos que los infelices polistas, para librarse de está vejación y poderse dedicar á sus campos, pagaban sustitutos á razón de tres reales fuertes diariamente; esto es, siete veces y media más que el