les[1], y por las esperanzas de mayores frutos, en otros reynos y provincias de la Asia, que por esta puerta se esperan, cuando Dios fuese dello servido.
Cada año toma el audiencia cuenta á los oficiales reales, de la hacienda de su Magestad[2], y se cobra el alcance, y se envían las cuentas al tribunal de cuentas de Méjico.
En la ciudad de Manila, y en todas aquellas poblazones de Españoles de las islas hay Sangleyes, venidos de la gran China, fuera de los mercaderes, con sus poblazones de asiento, que se ocupan en diversos ministerios, y vienen á buscar la vida; y tienen sus Parianes y tiendas, y otros que andan en pesquerías y granjerías[3], por la tierra con los Naturales, y de unas islas en otras con champanes (grandes y menores) al trato.
Los navíos, que cada año vienen de la gran China,
- ↑ El convertir á las Filipinas á la Fe cristiana era lo único que daba derecho á los Reyes para la posesión de las Islas en sentir de todos los hombres de entonces, así militares, como civiles y teólogos, como el P. Alonso Sánchez, Hernando de los Ríos, el almirante D. Jerónimo de Bañuelos y Carrillo y otros más. Este último, quejándose del abandono en que se encontraban los Indios, decía: «Han dejado de instruir á estos inocentes en la Fe católica, que es el solo título bajo el cual tiene el Rey de España este país que no es de su patrimonio, etc.» (Apud Ramusium.) Esto y el encontrarse aun hoy día numerosas tribus infieles en las Filipinas, codeándose con las poblaciones más católicas y devotas, probarían por sí solo si otros datos no existieran, de que se conservaron las Filipinas no solamente por sustentar la cristiandad y conversión de los naturales, sino también por otras razones políticas. La Fe católica era un pretexto Paladion para cohonestar el dominio. Los motivos que se aducían en aquellos tiempos para inclinar al Rey á que las conservase por necesarias, eran siete. «Lo 1.º, para aumentar la Predicación Evangélica. Lo 2.º, para conservar la autoridad, grandeza y reputación de esta Corona (la de España). Lo 3.º, para defender las Islas del Moluco, y su contratación. Lo 4.º, para sustentar la India Oriental. Lo 5.º, para aliviar de enemigos las Occidentales. Lo 6.º, para quebrantar las fuerzas de los Holandeses, ayudar la de las dos coronas de Castilla y Portugal. Lo 7.°, para amparar el Comercio de la China para ambas.» (Don Juan Grau y Montfalcon; Justificación de la Conservación y Comercio de las Islas Filipinas.
- ↑ Esta buena costumbre se ha perdido del todo.
- ↑ Son muy raros ahora los Chinos que se ocupan de la agricultura y de la pesca.