al Adelantado, dándole la obediencia, y proveyeron el campo de algunos bastimentos, y se hizo la primera población de los Españoles en aquel Puerto, á quien llamaron la ciudad del Santísimo nombre de JESVS[1], por haberse hallado en una de las casas de los Naturales, cuando los vencieron, una imagen de JESVS hecho de bulto, que se creyó haber quedado allí de la Armada de Magallanes[2], que los Naturales tenían en mucha veneracion, y les hacía en sus necesidades efectos milagrosos; el cual pusieron en el monasterio de San Agustin que se fabricó en aquella ciudad.
El mismo año despachó el Adelantado la Capitana de su Armada, á la Nueva España; con relación y aviso de lo sucedido en el viaje, y asiento en Sebú, pidiendo gente y socorro para continuar la pacificacion de las islas, en que se embarcó Fr. Andres de Urdaneta con Fr. Andres de Aguirre, su compañero.
Uno de los navíos que salió del Puerto de la Navidad en conserva de la Armada, á cargo de don Alonso de Arellano, llevaba por piloto á Lope Martin, mulato buen marinero, aunque inquieto, que hallándose ya cerca de las islas, dejando su armada, se adelantó y entró por ellas, y rescatados algunos bastimentos, no esperando á el Adelantado, dió vuelta á la Nueva España por la parte del Norte; ó por el poco gusto que llevaba de haber hecho el viaje á las islas, ó por ganar el pre-
- ↑ Al principio llamóse Villa de S. Miguel, según el Padre Gaspar de San Agustín.
- ↑ En efecto, esta imagen que muchos religiosos, entre ellos el P. Gaspar de S. Agustín, creen llevada allí por los ángeles, fué regalo del sobresaliente Antonio Pigafetta, de la expedición de Magallanes, á la reina de Sebú. «Io feci vedere alla Regina un'immagine di Nostra Signora, una statuetta di legno rappresentante il Bambin Gesù, ed una croce… La Regina mi chiese il Bambino, per tenerlo in luogo de' suoi idoli, e a lei lo diedi…. Il Capitano in quell' occasione approvó il dono che io aveva fatto alla Regina della statuetta del Bambin Gesù, raccomandandole di metterla al luogo de' suoi idoli, perché era una memoria del Figliuolo di Dio; ed ella tutto promise di fare, e molto caro sel tenne.» (Pigafetta, da Carlo Amoretti, Primo Viaggio intorno al Mondo, lib. II.)