106 POLÍTICA DOMÉSTICA
La familia no vive bien sin ciertas circunstancias de naturaleza diferente: las de los recursos y las de la educación; unas y otras son importantísimas, y pue- den contribuir mucho á la felicidad ó á la desgra- cia, á la buena ó la mala conducta. Los deberes que la familia impone son de suyo bastante difíciles y graves, para que sea indiferente complicarlos, des- preciando lo que como conveniente y saludable es- tá reconocido por la experiencia. HAprobamos con toda nuestra alma la previsora sabiduría que pruden- temente evita los contrastes de la fortuna y los de la educación, que muy rara vez se concilian con la paz conyugal. Los padres comprenden maravillosa- mente, por lo general, las reglas de la precaución do- méstica, digan lo que quieran cuantos creen que los jóvenes de hoy reflexionan mejor que los viejos.
Sin embargo, como además de la sabiduría que nace de la experiencia y de la observación del curso ordinario de los hechos, hay la sabiduría que suele salir de las inspiraciones atrevidas del corazón, sin apartarse de la ley del deber, no quisiéramos desalen- tar á las almas intrépidas que, sabiendo lo que ha- cen, y obrando con resolución meditada y recta, sa-
