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152 POLÍTICA DOMÉSTICA

meramente simulado y más ó menos gesticulado, no es peligroso; pero si le da 'buen resultado, lo em- plea en otras ocasiones, y el ataque, de finjido que era, pasa á ser más y más verdadero, á medida que los nervios se habitúan á las contracciones violen- tas, y después viene la epilepsia acompañada de la imbecilidad. Ningún médico experto negará que esto es verdad.

La mujer amable tiene frecuentemente la sonrisa en los labios: 11 serenidad de las facciones y la jovia- lidad son los reflejos de un buen corazón; el semblante desabrido y ceñudo es feo aun en la mujer más linda: nada afea tanto como la maldad. La mujer iracun- da labra su desgracia y la de su familia. Tan odiosa pasión es una verdadera enfermedad moral, origina- da por una educación defectuosa ¿Qué es necesario para curarla? Una firmeza fría y benévola del ma- rido,


Un padre viudo tuvo que decir á su hija mayor: «Juanita: la ira sólo sirve para daño de la persona que la siente y de la que es objeto de esa funesta pasión, porque cuanto con ella se dice ó se hace es tan malo que echa á perder aun el bien, viciándolo