220 POLÍTICA DOMÉSTICA
facultades y sentimientos constituyentes de la natu- raleza y dignidad humana. Por eso el padre y la madre son los maestros primeros, los maestros na- turales, los maestros pro videnciales de sus hijos.
Los maestros titulares deben considerarse como delegados. Aunlos quecon la más generosa voca- ción se dedican á tan noble cargo y son elegidos como dignos, no tienen como tales ningún natu- ral derecho á educar niños ajenos; no pueden ser asociados á la autoridad del padre y de la madre, sino por voluntad de éstos; no tienen ni pueden tener autoridad, sino delegada por aquellos á quien pertenece naturalmente por un derecho primitivo. De aquí que ningún poder público tiene derecho á imponer un maestro 4 maestra á un niño ó niña, contra la voluntad de sus padres; en tanto que la au- toridad de éstos no prevarique, debe ser religiosa- mente respetada; pues no es posible, sin una preten- sión criminalmente tiránica, imponer condiciones y reglas al padre de familia, sobre la manera de dirigir su casa y educar á sus hijos. La educación debe ser esencialmente obra de la familia, hasta que esta llegue á excitar bastante en el corazón del niño los
