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Ahora que se ha terminado la guerra, ó al menos la misión del ejército argentino, más allá de las fronteras de la patria, solicito respetuosamente de Su Excelencia venia para tramitar la baja y entrar en el convento de mi predilección.

— Por sus meritorios servicios cuente con mi apoyo, capitán; por más que en eso de haberse acabado la guerra hay mucho que andar. Si bien no hay un soldado español en la Argentina, por sus vecindades asoman codiciosos acechando la presa. La independencia americana obra es de mancomunidad. Fuera de esto, y en otro orden de ideas, me informa el capellán del ejército no sabe usted ni el «musa muse» del latín.

— Regresaré á mi pueblo para predicar en guaraní. También los que sólo ese idioma entienden son cristianos. Soy de Misiones y en vecindad del pueblo de su nacimiento, señor general, he nacido cerca de Yapeyú.

Acaso por esta inmediación de cuna, ó porque al fin á cada uno «le llega su San Martín», insistió tanto, apadrinado por el capellán del ejército de los Andes, que no pudo negar el general en jefe lo solicitado después de Maipo.

Muro de inconvenientes más alto que el de los Andes se levantaba ante «Fray Pajarito».

El obispo de Chile se descartaba por no ser de su diócesis. El obispo de Cuyo, le daba otro