Gowland chocaron fuertemente, al mismo tiempo que la del Tesorero don Francisco Moreno golpeaba al robusto Llavallol hasta dejarle un momento sin respiración.
Don Mariano Miró que fumaba, fué fumado, saliéndole por la espalda, y no por las narices el humo, sin duda asustado el habano huyó de su boca, dando media vuelta para ir á esconderse entre ropa y carne, bajo asentaderas.
El señor Larroudé saltó sobre el primer caballo á mano, jaca rabicorta, por más señas, cruzando á escape entre tunales del Bajo de los Hornos, á guardar el susto en casita, en la que se entró de galope hasta la cocina, esquina Chacabuco y Venezuela.
Los otros señores de la comisión directiva, don Manuel José de Guerrico, don Esteban Rams y Rubert y don Francisco Balbín, salieron mejor parados, y en asamblea improvisada á campo raso, resolvieron no resolver nada, es decir, no decir cosa alguna sobre aventura locomotriz tan poco edificante y taparse oídos y boca, y alguna otra cosa machucada, para que no se trasluciera algo del sucedido.
Cuando llenas de ansiedad sus inquietas esposas adelantaban á preguntarles cómo habían pasado, los maltrechos y graves señores con semblante compungido, que se esforzaban en presentar