Espigado, enjuto, puro nervios y puro corazón, era don Lázaro Gómez un pundonoroso Oficial, y á su perseverancia y buen tino debióse la salvación de los expedicionarios; redimir á Rozas, abreviar el cautiverio de sus compañeros y hacer la paz más duradera.
Aquí y en la otra banda, se distinguió batallando contra portugueses y charrúas, pampas é ingleses. Instruido y valiente heredó con la virtud de sus padres el honor, herencia legal á sus descendientes, que han sabido conservar como religión de familia ciento setenta años en esta tierra.
No había sido muerto don León, ni siquiera herido, apenas sí, cautivo; y aunque al principio tratado con severidad, más humanamente fué, desde que le cambiara el Cacique Negro, demostrado en dejarle ir, bajo su palabra, al atrincheramiento de los cristianos.
Este Cacique recordaba que su padre había hecho la paz más duradera con otro Rozas (1743); como un hijo de él repetía á don Juan Manuel, en vísperas de Caseros, donde le ayudó á bien disparar, que su padre (don León) había sido cautivo de su progenitor.