J.
LAS CLARISAS DE TRUJILLO
I
Á fines del siglo
XVI
existía en Trujillo un matrimonio en que los cónyuges, aunque nacidos en Francia, eran tan considerados como si hubiesen venido del riñón de España. Llamábase el marido Juan Corne, y ejercía los oficios de herrero y fundidor. El pueblo lo nombraba Juan Cornerino.
Cuentan del tal muchos cronistas que siempre que fundía una campana para la catedral ó para los conventos de la Merced, San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, beletmitas, clarisas ó carmelitas de Trujillo, llevaba á su hijo Carlos Marcelo á la boca del horno y le decía: «Estudia, estudia, Carlete, que, pues obispo has de ser, mis campanas te han de hacer sonsonete y repiquete.» Yo no sé si el buen francés lo diría en verso, como lo cuenta el pueblo; pero sí me consta que, andando los años, vino el de 1622, y las campanas de Trujillo badajearon estrepitosamente, celebrando la entrada en la ciu-