Página:Tradiciones peruanas - Tomo I (1893).pdf/20

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
XIV
Juicios literarios

FOTOGRABADO RICARDO PALMA Fuí desde el Callao á Lima, por sólo conocerle, en febrero de 1898. De á bordo á tierra iba co chileno que me decía: «No vaya usted á verle; es como un ogro de terco.» Yo pensaba para mi coleto: De un regaño no ha de pasar...... Y ¡cáspita! recordaba mi Canto épico á las glorias de Chile.

Llevado por un coche que encontré en la calle de Mercaderes, después de caminar un buen rato por aquellas calles de la alegre ciudad de los virreyes, me encontré á las puertas de la Biblioteca Nacional. Entré, y tras pasar largos corredores, llegué al departamento del Sr. Director. Frente á la puerta de su oficina me detuve un momento para admirar el célebre cuadro de Montero La muerte de Atahualpa. Por fin, valor y adelante.

Dos golpecitos en la puerta.... De un regaño no ha de pasar......

«¡Oh, mi Sr. D. Darío Rubén!....» Ante una mesa toda llena de papeles nuevos y viejos, viejos sobre todo, estaba Ricardo Palma, y me recibía con una amable sonrisa que me daba ánimos, debajo de sus espesos y canosos bigotes retorcidos. ¡Figura simpática é interesante en verdad: Mediano de cuerpo, ágil á pesar de su gruesa carga de años, ojos brillantes que hablan y párpados movibles que subrayan á veces lo que dicen los ojos, rápido gesto de buen conversador y palabra fácil y amena:;tal era el ogro! «Oh, ini Sr. D. Darío Rubén..... Así me saludó, así, poniendo el apellido primero y el nombre después. Mi pobre nombre tiene esa capellanía. En diarios sudamericanos he leído: «El escritor que se oculta bajo el seudónimo de Rubén Darío..... Sí, unos lo creen seudónimo, otros lo colocan al revés, como el ingenio de las TRADICIONES PERUANAS, y otros, como D. Juan Valera, dicen que es un nombre «contrahecho ó fingido......

¡Valgame Dios! Pero dejo para otra vez el contar por qué mi nombre es judaico y mi apellido persa, y vuelvo á D. Ricardo. Me habló de su vida entre papeles antiguos, llenos de polvo y polillas; de literatos chilenos amigos suyos; de su querida Biblioteca, que está restaurándose; de la guerra del Pacífico (ahora viene el regaño, pensé.....); ¡de tantas cosas más!