Lima el 15 de agosto de 1674, ostentando—dice un historiador—en acémilas lujosamente ataviadas la opulencia que solían sacar otros virreyes. El pueblo pensó, y pensó juiciosamente, que D. Baltasar no venía en pos de logros y granjerías, sino en busca de honra, y lo acogió con vivo entusiasmo.
Sus primeros actos administrativos fueron organizar la escuadra, en previsión de ataques piráticos, artillar Valparaíso, fortificar Arica, Guayaquil y Panamá, y reparar los muros del Callao, aumentando á la vez su guarnición.
En el orden civil y en el orden religioso dictó acertadísimas disposiciones. Dió respetabilidad á los tribunales; fué celoso guardián del patronato, sosteniendo graves querellas con el arzobispo; reformó la Universidad; creó fondos para el sostenimiento del hospital de Santa Ana, Hundede ayrepar mary deter El conde de Castellar, vigésimo virrey del Perú y promulgó ordenanzas para moderar el lujo de los coches y túmulos, para impedir los desafíos y mejorar otros ramos de policía.
En Hacienda realizó varias economías en los gastos públicos, castigó con extremo rigor los abusos de los corregidores y practicó minuciosa inspección de las cajas reales. Por resultado de ella marcharon al presidio de Valdivia varios empleados fiscales, se ahorcó al tesorero de Chuquiavo, y confiscados los bienes de los culpables, recuperó el tesoro algunos realejos. Ningún libramiento se pagaba si no llevaba el cúmplase de letra del virrey y con su firme al pie. Muchos de estos documentos fueron falsificados por Villegas.
Hablando de tan ilustre virrey, dice Lorente:
«Oía á todos en audiencias públicas y secretas, sin tener horas reservadas ni porteros que impidieran hablarle, y daba por sí mismo decretos y órdenes, con admiración de los limeños, que ponderaban no haber observado actividad igual en el trabajo ni forma semejante de administración en ninguno de los virreyes anteriores.»