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Ricardo Palma

y aparte del capellán y los dos gallegos, que eran los empleados más caracterizados del fundo, adınitió en su tertulia nocturna al esclavo, que para ella, aparte el título de ahijado y protegido de su difunto, tenía la recomendación de ser el D. Preciso para aplicar un sedativo contra la jaqueca, ó administrar una púcima en cualquiera de los achaques á que es tan propensa nuestra flaca naturaleza.

Pero Pantaleón no sólo gozaba del prestigio que da la ciencia, sino que su cortesanía, su juventud y su vigorosa belleza fisica formaban contraste con la vulgaridad y aspecto del morcedario y los gallegos. Verónica era mujer, y con eso está dicho que su imaginación debió dar mayores proporciones al contraste. Ei ocio y aislamiento de vida en una hacienda, los nervios siempre impresionables en las hijas de Eva, la confianza que para calmarlos se tiene en el agua de melisa, sobre todo si el médico que la propina es joven, buen mozo é inteligente, la frecuencia é intimidad del trato y..... ¡qué sé yo!..... hicieron que á la condesa lo clavara el pícaro de Cupido un accrado dardo en mitad del corazón. Y como cuando el diablo no tiene que hacer mata moscas con el rabo, y en levas de amor no hay tallas, sucedió..... lo que ustedes, sin ser brujos, ya habrán adivinado. Con razón dice una copla:

Pocos eclipses el sol y mil la luna padece; que son al desliz más prontas que los hombres las mujeres.» II Lector, un cigarro ó un palillo para los dientes, y hablemos de historia colonial.

El Sr. D. Melchor de Liñán y Cisneros entró en Lima, con el carácter de arzobispo, en febrero de 1678; pero teniendo el terreno tan bien preparado en la corte de Madrid que, cinco meses después, Carlos II, destitu yendo al conde de Castellar, nombraba á su ilustrísima virrey del Perú; y entre otras mercedes concediúle más tarde el título de conde de Puebla de los Valles, título que el arzobispo transfirió á uno de sus hermanos, Sus armas eran las de los Liñán: escudo bandado de oro y gules.

El virrey conde de Castellar entregó bien provistas las reales cajas, y cl virrey arzobispo se cuidó de no incurrir en la nota de derrochador. Si no de riqueza, puede afirmarse que no fué de penuria la situación del país bajo el gobierno de Liñán y Cisneros, quien, hablando de la Hacienda, decía muy espiritualmente que era preciso guardarla de los muchos que la guardaban y defenderla de los muchos que la defendían.