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Ricardo Palma

justicia, asegurándola con siete cañonazos. Fué luego á bordo, y tras brevísima información mandó colgar de las entenas á los dos cabecillas y diezmó la marinería insurrecta, fusilando diez y siete. Arnat decía que la justicia debe ser como el relámpago.

Amat cuidó mucho de la buena policía, limpieza y ornato de Lima. Un hospital para marineros en Bellavista; el templo de las Nazarenas, en cuya obra trabajaba á veces como carpintero; la Alameda y plaza de Acho para las corridas de toros, y el Coliseo, que ya no existe, para las lidias de gallos, fueron de su época. Emprendió también la fábrica, que no llegó á terminarse, del Paseo de Aguas y que, a juzgar por lo que aún se vo, habría hecho competencia á Saint Cloud y á Versalles.

Sundrel may Manuel de Amat y Juniet trigésimo primo virrey del Perú Licencioso en sus costumbres, escandalizó bastante al país con sus aventuras amorosas. Muchas páginas ocuparían las historietas picantes en que figura el nombre de Amat unido al de Micaela Villegas, la Perricholi, actriz del teatro de Lima, Sus contemporáneos aensaron á Amat de poca pureza en el manejo de los fondos públicos, y daban por prueba de su acusación que vino de Chile con pequeña fortuna y que á pesar de lo mucho que derrochó con la Perricholi, que gastaba un lujo insultante, salió del mando millonario. Nosotros ni quitamos ni ponemos, no entramos en esas honduras y decimos caritativamente que el virrey supo, en el juicio de residencia, hacerse absolver de este cargo, como hijo de la envidia y de la maledicencia humanas.

En julio de 1776, después de cerca de quince años de gobierno, lo reemplazó el Excmo. Sr. D. Manuel Guirior.

Amat se retiró á Cataluña, país de su nacimiento, en donde, aunque octogenario y achacoso, contrajo matrimonio con una joven sobrina suya.

Las armas de Amat eran: escudo en oro con una ave de siete cabezas de azur.