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Tradiciones peruanas

Rodil estaba resuelto á prolongar la resistencia; pero su coraje desmayó cuando en los primeros días de enero de 1826 se vió abandonado por su intimno amigo el comandante Ponce de León, que se pasó á las filas patriotas, y por el comandante Riera, gobernador del castillo de San Rafael, quion entregó esta fortaleza á los republicanos. Ambos poseían el secreto de las minas que debían hacer explosión cuando los patriotas emprendiesen un asalto formal. Ellos conocían en sus menores detalles todo el plan de defensa imaginado por el imperterrito brigadier. La traición de sus amigos y tenientes había venido á hacer imposible la defensa.

El 11 de enero se dió principio á los tratados que terminaron con la capitulación del 23,honrosa para el vencido y magnánima para el vencedor.

Las banderas de los regimientos Infanto, D. Carlos y Arequipa, cuerpos muy queridos para Rodil, le fueron concedidas para que se las llevase á España. De las nueve banderas españolas tomadas en el Callao, dispuso el general La—Mar que una se onvinse al gobierno de Colombia, que cuatro se guardasen en la catedral de Lima, y las otras cuatro en el templo de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de las armas peruanas.

¿Se conservan tan preciosas reliquias? Ignoro, lector, el contenido do la pregunta.

III

Vuelto Rodil á su patria, lo trataron sus paisanos con especial distin ción y fué el único de los quo militaron en el Perú á quien no aplicaron el epiteto de ayucucho con que se bautizó en España á los amigos políticos do Espartero. Rodil figuró, y en altísima escala, en la guerra civil de cristinos y carlistas; y como no nos hemos propuesto escribir una biografia de este personaje, nos limuitaremos a decir que obtuvo los cargos más importantes y honoríficos. Fué general en jefe del ejército que atianzó sobre las sienos de doña María de la Gloria la corona de Portugal. Tuvo después el mando del ejército que defendió los derechos de Isabel II al trono de España, aunque le asistió poca fortuna en las operaciones militares de esta lucha, que sólo terminó cuando Espartero eclipsó el prestigio do Rodil Fue virrey de Navarra, marqués de Rodil y sucesivamente capitán general de Extremadura, Valencia, Aragón y Castilla la Nueva, diputado á Cortes, ministro de la Guerra, presidente del Consejo de ministros, senador de la Alta Cámara, prócer del roino, caballero de collar y placa de la orden de la Torre y Espada, gran cruz de las de Isabel la Católica y Carlos III, y caballero con banda de las de San Fernando y San Herme negildo. Entre él y Espartoro existió siempre antagonismo político y aun personal, habiendo llegado á extremo tal, que en 1845, siendo ministro el