Cuando el nublado que le ciega, pase,
Al cielo hará de su intención testigo,
Y de insania, llorando, culparáse.
Con tu licencia ¡oh Febo! yo maldigo
Arco y flechas; el cielo las destruya,
Porque nunca las lleve Amor consigo.
Buenas las armas son, como arte tuya;
Mas en manos de Amor, ¡oh, cuánto estrago!
¡Ay! ¿Quién habrá que de su alcance huya?
Dígalo yo, que há tiempo herido yago,
Y encariñado estoy con mis cadenas,
Y mi propia dolencia ¡oh torpe! halago.
Siempre á Némesis canto; y cuando ajenas
Materias trato, mal los versos mido,
Ni voces hallo ni cadencias llenas.
Mas hoy ¡Ninfa cruel! perdón te pido,
Y el favor de los Númenes demando
A los piadosos vates concedido,
Para cantar á Mesalino, cuando
En carro de marfil vaya triunfante
Un ramo de laureles empuñando,
Y escenario marcial lleve delante,
Y atrás, con lauro rústico en la frente,
¡Triunfo! el soldado en voz robusta cante;
Y viéndole pasar resplandeciente,
El padre lance aclamación festiva
Dando hermoso espectáculo á la gente.
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INICIACIÓN DE MESALINO