En flor de corazón y en flor de vida:
Cual lo vio última vez la fiel doncella
Extático en ardiente despedida,
Y más perfecto aún; que hoy lo acrisola
De eterna ausencia fúnebre aureola.
El tiempo no entra en su memoria: en vano
Los años, aunque lentos, se suceden:
No han de cambiarlo en su tesón profano;
Transfigurarlo solamente pueden.
Para Gabriel no existe aquel tirano
De quien olvido y desamor proceden.
Él ya no es un ausente: es como un muerto
Que al fin la mar depositó en su puerto.
Dulce paciencia, abnegación constante,
Consagración activa al bien ajeno,
Hé aquí lo que esa mártir anhelante
Leyó escrito en las llagas de su seno.
Así va á difundirse en adelante
Aquel amor de que rebosa lleno,
Cual rica especia embalsamando el viento
Sin perder su fragancia al dar su aliento.
Roto de la esperanza el frágil vaso,
Y todo anhelo terrenal proscrito,
Sólo ansia ya con reverente paso
Seguir las huellas de Jesús bendito;
Reanima el cuerpo quebrantado y laso
Templándolo en el piélago infinito
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AMATORIAS Y ELEGIACAS