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Página:Tratado del gobierno de los príncipes (1786).djvu/39

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DEL GOBIERNO DE LOS PRINCIPES, 23 $No es terrena , sino eterna la paga , que les promete , y no en otras cosas , sino en sí mismo , que así lo dice San Pedro á los pastores del pueblo de Dios : Apacentad el re- baño de Dios, que está á vuestro cargo, para que, quando venga el Príncipe de los pastores , esto es, Christo Rey de Jos Reyes , recibáis la corona de gloria , que no se pue- de marchitar : de la qual dice Isaías en el vigesimocta- vo: Será el Señor corona de alegría , y diadema de la glo- ria para su pueblo. Y esto es así puesto en razón , por- que todos , los que tienen uso de ella , saben, que el pre- mio de la virtud es la bienaventuranza. La virtud de qualquiera cosa se describe , diciendo, que es la que hace bueno, al que la tiene, y es causa de que haga buenas obras : y qualquiera obrando bien, pro- cura llegar, á lo que tiene mas asentado en su deseo , lo qual es ser feliz , cosa que nadie puede dexar de apetecer- la : y así convenientemente se espera por premio la de vir- tud, lo que hace al hombre bienaventurado. Pues , si el obrar bien es obra de virtud, y las buenas obras del Rey son, gobernar bien sus subditos , también será el premio del Rey, lo que le hiciere bienaventurado. Pues lo que esto sea, habernos de considerar aquí. Llamamos bienaventuranza al último fin de los deseos, y el ímpetu de ellos no puede proceder en infinito : por- que sena entonces vano el natural deseo , supuesto que no se pueden alcanzar las cosas infinitas : mas como el deseo de la naturaleza intelectual sea lo bueno en universal , es- te solo bien la puede hacer verdaderamente bienaventura- da. Por lo qual la bienaventuranza se llama bien perfecto, como el que comprehende en sí todas las cosas , que se pueden desear , y tal como este, no lo es ningún bien de la tierra , porque , el que tiene riquezas , desea tener mu- chas mas , y lo mismo en las demás cosas , y quandó no procuran mas de lo que tienen , á lo menos desean, que aquello permanezca, o que otros bienes vayan sucediendo en lugar de aquellos. Pero como ninguna cosa hay en la tierra permaneciente , sigúese , que no hay en ella nada, que pueda quietar el deseo , y así ninguna cosa terrena, Ez w pue-