68 CIENCIA Y ACCIÓN
la mujer en esta clase de trabajos, y describie- ron cómo ellas mezclaban la cal y la arena, y de qué modo con una cubeta de mortero sobre la cabeza tenían que trepar por las escalas hasta lo más alto de los andamios, obligación de que no estaban relevadas ni aun en los últimos meses de su embarazo. ¡Esto es una vergiienza!—excla- mó uno de los albañiles.—¡No se comprendecómo se toleran semejantes cosas!,,.
Se toleran en virtud de una interpretación abúu- siva del principio de la libertad de trabajo, que, entendida de esta manera, conduce á la ex- plotación de los débiles. Los hechos, pues, se encargan d:: redargúir contra la argumentación de los que se oponen á las leyes especiales de protección, y acabarán bien pronto por conven- cer á ciertos feministas de que hay que desistir de obtener la ilusoria igualdad económica entre los dos sexos, y tratar ante todo de defender los justos y legítimos intereses femeninos.
V
Entre las reclamaciones de orden económico y profesional formuladas por los feministas hay una sobre la cual especialmente queremos lla- mar la atención: es la que se refiere al derecho de elegir y ser elegibles las mujeres para los Con- sejos de prud'hommes (1).
Estos tribunales tienen importantes atribucio- nes, pues intervienen en la conciliación, ó, en su defecto, en el juicio de multitud de conflictos que afectan también á las mujeres. En París, en 1903, el Consejo de prud'hommes de las industrias de
(1) Jurados industriales. Especie de árbitros encargados de resolver cuestiones surgidas entre patronos y obreros.