Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo I (1909).djvu/113

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cho bien á los caballos y á mis queridos franciscanos.

Mandé desensillar.

El padre Marcos me miró como diciendo: ¡Loado sea Dios! que si en estos berenjenales me mete también me ayuda.

Había un corral abandonado; cerca de él acampamos.

Ordené que se redoblara la vigilancia de los caballerizos, entusiasmé á los asistentes con algunas palabras de cariño y un rato después ardió flamígero el atrayente fogón.

Comenzó la charla de unos con otros, sin distinción de personas.

MID : 261701: eed Ya lo he dicho: el fogón es la tribuna democrática de nuestro ejército.

El fogón argentino no es como el fogón de otras naciones. Es un fogón especial.

Tai daug, ob ehitung Estábamos tomando mate de café de postre; la noche había extendido hacía rato su negro sudario.

Una voz murmuró, como para que yo oyera.

Si contara algún cuento el Coronel. 01 300 536 Era mi asistente Calixto Oyarzábal, de quien ya hablé en una de mis anteriores; buen muchacho, ocurrente y de esos que no hay más que darles el pie para que se tomen la mano. isi dores & di —¡ Sí, sí—dijeron los franciscanos, al oirle, los oficiales y demás adláteres, que cuente un cuento el Coronel! I simogato z sanhimoyunussti Me hice rogar y cedí. olend oder offent oppl Es costumbre que los hombres tomamos de las mujeresodomsgis ny oh opry is ne donsg Y sabes, Santiago, qué cuento conté? sium ad Uno de los tuyos. oboplus sabeup lo y esmeig El del arriero. lbal, moms lan birg Vamos, ¿á que te has olvidado?