Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo I (1909).djvu/195

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del campo, á más del riesgo de que los caballos menos asustadizos se espanten, disparen y se alcen, es sumamente morosa, requiere gran destreza y ofrece peligros; de todos los ejercicios del gaucho, del paisano, el más fuerte, el más difícil y el más expuesto de todos es el del lazo. Cualquiera maneja en poco tiempo regularmente las boleadoras. Ni ser muy de á caballo, se requiere: siquiera mucha fuerza. El manejo del lazo, al centrario, demanda completa posesión del caballo, vigor varonil y agilidad.

Mientras mudábamos, llegaron varios indios del Norte, de afuera, como dicen ellos. Nosotros le llamamos así al Sur.

Viendo sus caballos tan trasijados, le pregunté á Caniupán :

—¿De dónde vienen éstos?

—Estos vinieron de afuera, boleando, me contestó.

Eran las últimas descubiertas que regresaban, pero Caniupán no quería confesarlo.

—¿Qué habiendo por los campos, hermano? — le agregué.

—Muy silencio estando Cuero, Bagual y Tres Lagunas.

— Entonces, indios no desconfiando ya de mí?proseguí.

Camilo Arias interrumpió el diálogo, avisándome que estábamos prontos.

—¡A caballo!—grité ;—montamos, nos pusimos en marcha, y pocos minutos después entrábamos en el monte de Leubucó.

Sendas y rastrilladas, grandes y pequeñas, lo cruzaban como una red, en todas direcciones. Galopábamos á la desbandada. Los corpulentos algarrobos, chañares y caldenes, de fecha inmemorial; los mil arbustos nacientes desviaban la línea recta del camino obligándo-