Página:Una excursión a los indios ranqueles - Tomo I (1909).djvu/314

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me creyesen más malo de lo que soy; porque tengo la desgracia de ser insensible á la armonía.

Tú sabes, que según las reglas del criterio vulgar, no puede ser bueno quien no ama la música, las flores, aunque ame muchas otras cosas que embriagan y deleitan más que ellas.

Hay gentes que de buena fe, creen que el sentimiento estético ó el arte es inseparable de los hombres de corazónsica, es, Tal persona que ama con locura la embargo, incapaz de un acto de generosidad.

Tal otra que gastaría cien mil pesos en un auténtico de Rubens, no haría un sacrificio por el amigo más querido.

Esas gentes viven acariciando dulces errores, lo mismo que los que subordinan la moral al sentimiento, y hay que dejar á cada loco con su tema.

Pero semejante página sería demasiado íntima para agregarla aquísin Me resigno, pues, á suprimirla, substrayéndome á la tentación de una confidencia personal ajena al asunto jefe.

Apenas me vi libre de quien inhumanamente me había arrancado de los brazos de Morfeo, volví á tenderme en mi duro y sinuoso lecho.

Poco tardé en dormirme profundamente.

Saboreaba el suave beleño; soñaba que yo era el conquistador del desierto; que los aguerridos ranqueles, magnetizados por los ecos de la civilización, habían depuesto sus armas; que se habían reconcentrado formando aldeas; que la iglesia y la escuela habían arraigado sus cimientos en aquellas comarcas desheredadas ; que la voz del Evangelio ahogaba las preocupaciones de la idolatría; que el arado, arrancándole sus frutos óptimos á la tierra, regada con fecundo sudor, produ-