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¿No hay inspectores de puentes y caminos, inspectores de aduanas, inspectores de fronteras, inspectores de escuelas, inspectores de todo, y así va ello ?

¡Pues, y por qué no ha de haber inspectores de hoteles ?

¿Acaso no se relacionan estos establecimientos muy íntimamente con la salud pública ?

¿No se albergan en ellos, el cólera, la fiebre amarilla y tantas otras cosas que Dios crió el quinto día, y que en su atraso inocente y primitivo, creyó que eran buenas y que así las legó en herencia á la desagradecida humanidad?

¿Se cree que faltarían inspectores de hoteles ?

Provéase el cargo por oposición, previo examen de conocimientos, aptitudes, moralidad, estado fisiológico de los candidatos y se verá, sin tardanza, que sobra patriotismo en el país.

No digo pagando bien el empleo, que es el modo más eficaz de salvar la moral administrativa, y el medio más seguro, sobre todo, de que abunden impetrantes.

Cualquiera remuneración que se ofreciese bastaría.

Hay en el país, felizmente, el convencimiento de que todos deben tributarle á la patria abnegación, tiempo, sangre, alma vida.

Esta gran conquista, es debida á la educación oficial dada por los buenos gobiernos que hemos tenido, á la Guardia Nacional.

Ella ha hecho todo—guerras interiores, guerras de frontera, guerras exteriores.

Decididamente la civilización es de todas las invencicnes modernas, una de las más útiles al bienestar y á los progresos del hombre.

Empero mientras los gobiernos no pongan remedio á ciertos males, yo continuaré creyendo en nombre de mi