Página:Una traducción del Quijote (2).djvu/3

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de la elección; pero lo cierto es que la perfidia y la volubilidad son defectos casi exclusivos del hombre.

María quiso luchar contra su amor, pues harto comprendía los obstáculos que á él se oponían; pero mujer y casi niña, y niña mimada, no acostumbrada á la contrariedad ni al sufrimiento, se dejó vencer al cabo, como hemos dicho, por el atractivo de la pasión que inspiraba y que sentía, y no sólo no pensó en desecharla, sino que la acarició en su corazon y en su pensamiento con ávida solicitud.

Cuando una jóven de alma generosa como la Princesa, fija su elección en un amante sin fortuna, le ama doblemente y su pasión tiene algo de maternal. Asi es que María, en sus largas cavilaciones, pensaba en la triste suerte de Miguel, precisado á trabajar de un modo tan ageno á su noble y altivo carácter, y se decia que ella podía darle no sólo su amor tan anhelado por él, sino que también los goces de la vida, necesarios á su delicada organización.

Una vez decidida, ó mejor dicho, no pudiendo resistir al encanto de su amor, María se decidió á superar todos los obstáculos, alentada por la esperanza de la juventud y por su poder de niña mimada; pero ántes de llegar á este punto extremo, sufrió combates dolorosos en lo íntimo de su corazon; pues conociendo el carácter de su padre, previo el disgusto de éste, al tener que renunciar al brillante porvenir que anhelaba para ella.

Otra cosa la inquietaba además: las últimas palabras de la carta de Miguel. , decia éste, yo creo que María no podria resistir á la trasmisión de mi amor, y sin embargo, no puede, no debe ser mia: media entre ambos un obstáculo superior á su mismo desden.

¿A qué obstáculo se refería? Segun Madlle. Guené, Miguel era soltero y dueño de sus acciones; amaba con delirio, y lo había probado abandonando su patria y sacrificando objetos gratos á su corazoón, y no obstante, aquel obstáculo superaba en la apreciación del enamorado jóven, aun al desden de su amada!... Esto era incomprensible; y por eso la Princesa se pasaba largos ratos absorta en hondas meditaciones, solitaria y retraída, dando pié á los comentarios y suposiciones de la alta sociedad de San Petersburgo, hasta que se decidió á salir de tanta incertidumbre, poniendo á su vez en práctica el mismo medio de que ántes se había valido Madlle. Guené.

Mandó, pues, á casa de Miguel al Mayordomo de su padre, y