Página:Una traducción del Quijote (2).djvu/5

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¡Imposible! volvió á murmurar, y apoyando el brazo en la abierta gabeta y la cabeza en la palma de la mano, permaneció asi mucho tiempo

Al dia siguiente, á las diez de la mañana, Miguel salia de su casa.

Parecía tranquilo aunque preocupado; observábase en su semblante la expresión del que ha adoptado una resolución que no deja lugar á la duda ni á la incertidumbre.

Efectivamente era así, y puesto que tenemos esta facultad, formulemos en palabras sus pensamientos.

— Si, —se decia por la centésima vez,— me acercaré á María, no hay ningún mal en ello, y si por el contrario una felicidad que me volverá la vida, que ya me abandonaba. La veré todos los dias, oiré su voz, viviré durante una hora donde ella vive, y cuando me separe de ella, estos dulces recuerdos llenarán mi corazon. ¿Por ventura se necesita más para ser dichoso? ¿No me basta saber que ella se interesa por mi? Porque indudablemente esto no ha sido casual, podia haber elegido otro maestro, que mil habrá en San Petersburgo. Pero ¿cómo se ha informado de mi, por qué medio ha sabido mi casa?

Miguel se habia hecho muchas veces esta misma pregunta, porque Madlle. Guené, obedeciendo á una advertencia terminante de la Princesa, no le habia hablado de sus relaciones con esta.

Anduvo vagando sin objeto por las calles y por los muelles del rio. Sintiendo necesidad de aire y de movimiento, habia salido de su casa tres horas ántes de la en que debia presentarse en la del Príncipe de Lucko.

El cielo estaba plomizo, el frio era intenso y comenzaban á caer los primeros copos de una nevada.

Miguel no sentía la influencia de la atmósfera. A veces se paraba en medio de un puente, como para ver los patinadores del Neva; pero en realidad maquinalmente, absorto en sus pensamientos.

«¿Y si la Princesa me amase?» se dijo de súbito, deteniéndose bruscamente.— «¡Bah, esto no es posible! ¿Y por qué no? Y si no me ama aún, ¿no podrá quizá amarme en lo sucesivo?»

Y Miguel, al contrario de todos los amantes, se estremeció al fijarse en esta idea.

¿Por qué causa? Tal vez más adelante lo conocerá el lector.