SOBRE FEMINISMO
ra comprender que aquél concepto proviene de un punto de vista incompleto y superficial.
Ahora, la tendencia opuesta, también incompleta y Superficial — pero a ésta hay que agregarle al- gunos otros adjetivos: antipática, egoista, estre- cha, dura—, es sostener que la evolución social ha realizado lo mejor para la mujer: esto lo sostie- nen muchos, sea en general, refiriéndose a toda la evolución social, sea en especial, refiriéndose a al- guna determinada religión, que habría redimido, ennoblecido a la mujer, etc.; lo cual se enuncia o piensa sin reserva alguna.
La verdad es que hubo interferencia y lucha en- trélas dos tendencias, —lucha que hay que recono- cer, y, como persiste, en ella intervenir; e interve- nir en favor de la mujer: con sentimientos femi- nistas (llámese como se llame el criterio)...
Pero debo detenerme: lo que me he propuesto no es tratar en especial los datos, con los proble- mas de hecho que ellos comportan, sino los pro- blemas mismos del llamado “feminismo”—los nor- mativos—separada y concretamente,
Empiezo, pues; y, de acuerdo con el plan traza- do, empezaré por el del sufragio, no porque me parezca el más importante—en todo caso, a mí no es el que me da más calor—sino porque para en- trar en los que más me conmueven y son más esen- ciales, quiero dejar tratado éste, lo que es fácil dado su carácter de más especial y separable,
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