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Página:Viaje al Interior de Tierra del Fuego (1906).pdf/7

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Hasta el 21 de Septiembre de 1534 en que el portugués Simón de Alcazaba zarpó del Puerto de San Lúcar con rumbo á Magallanes, ninguna otra expedición se había dirigido hacia aquellos lugares.

Aunque portugués, Alcazaba, buen marino, tenía pasados muchos años en servicio de la Corte de España. En cinco meses llegó á la embocadura del Estrecho, entrando por él, pero las contínuas tormentas de Enero y los fríos que experimentara la tripulación, á pesar de la época, decidieron á esta á obligar al marino á que regresara, por lo que, abandonando el Estrecho, se vió en la necesidad de explorar el interior de Patagonia, anclando en el Puerto de los Lobos. Esto es cuanto hizo aquella expedición en el Estrecho. Alcazaba murió asesinado por los tripulantes amotinados y su segundo, Rodrigo de Isla, pereció ahogado en el naufragio de la nave capitana.

El poco entusiasmo que en España quedaba, parecía haber desaparecido completamente, á tal punto que ni D. Pedro de Mendoza á quien Carlos V concediera las tierras que se extendían desde el Plata hasta el mar del Sud, con la condición de llegar á él por tierra, lo que parecía más seguro, se decidió á ello, limitándose, como Gaboto, á penetrar en nuestro gran río, donde no pasó menores sufrimientos que los que hubiese hallado en los términos de América.

Esto sucedió en el año de 1535. Recién en 1540, Alonso de Camargo se atrevió á pasar el Estrecho, mas tan rápida y limitada fué la travesía por él, que no habiendo efectuado ni desembarcos ni observaciones, su viaje carece en esa parte de toda importancia.

Pasaron trece años. Pedro de Valdivia, deseoso de facilitar las comunicaciones entre la parte de Chile por él conquistada, y la Corte, evitando largas travesías por el continente y comprendiendo la urgencia que, había en tomar posesión de aquellas tierras, más aún, convencido de que haciendo uso del Estrecho, Chile quedaría más próximo á España que el Perú, envió dos expediciones mandadas por Francisco Villagran la primera, con el objeto de llegar por tierra al Atlántico, y la otra á cargo de Francisco de Ulloa. Este debía seguir por el Occidente patagónico en busca del Estrecho, y llegar también al Atlántico, pero no habiéndolo hecho, tampoco sus trabajos tienen interés para nosotros; quede empero la constancia.

En 1558, el Gobernador de Chile, García de Mendoza, volvió á intentar el estudio de aquellas regiones, cruzando el valle de Arauco, llegando al golfo de Reloncavi y cruzando en bote á la Isla de Chiloé.

Este Gobernador había fletado la San Sebastián y la San Luís, que al comando de Juan Ladrillero salieron de Valparaiso en 1557. Si bien Ladrillero perdió muchos hombres, hizo en cambio, valiosas observaciones.

La San Sebastián, á las órdenes de Cortés Ojea, embarrancó en una isla situada á los 49° 40' de latitud Sud, después de haber sufrido contínuos temporales en las costas y archipiélagos de la Patagonia Occidental, y su tripulación hubiera perecido totalmente á no ser la construcción de un pequeño bergantín en el que á duras penas llegó á Valdivia.