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Menendez que fué el padre Francisco Javier Esquivel, el mismo a quien acabamos de citar. Al llegar Menendez por primera vez a Ralun en 1791, encontró los restos de la casa en que el padre Esquivel habia vivido en 1765 i 1766.

Este animoso misionero, cuya biografia nos ha dudo Enrich [1], habia nacido en Coquimbo en 1712. Habiendo pasado a las misiones de Chiloé, se dedicó con gran entusiasmo a doctrinar a los payos en el sur de le Isla i a los chonos. Siguió las huellas del P. Flores, quien habia hecho un viaje a las islas de Guayaneco, situadas en el golfo de Penas, para catequizar a los chonos i otras tribus mas al sur i recojer al mismo tiempo los fierros que habian quedado de la fragata Wager, de la escuadra de Lord Anson, la cual habia naufragrado en esas islas en 1741. El naufrajio de este buque nos ha sido referido con vivos colores por los autores ingleses John Byron, Alexander Campbell, Bulkeley i Cummins e Isaac Morris i forma uno de los sucesos mas estraordinarios de la historia de la náutica. El padre Esquivel emprendió en 1745 su primer viaje a Guayaneco, trayendo consigo a la vuelta a algunos indios, que se le habian juntado, i se estableció con ellos en Chonchi. A pesar de las privaciones i peligros a que tuvo que exponerse en estos viajes, los repitió varias veces. Pasó de Chonchi a Ralun, donde residia talvez solo por temporadas, i de este punto a Achao como superior de la mision. En este lugar le sorprendió la espatriacion jeneral de los jesuitas; llevado de Chiloé a Lima i en seguida a Italia, se estableció en Imola, donde falleció en 1783, mui estimado por su modestia i pobreza ejemplares.

Por el mismo tiempo que Esquivel pasaba en Ralun, se hizo cargo el padre Sejismundo Guell de la apertura del camino perdido a la mision de Nahuelhuapi, emprendiendo con este motivo una espedicion formal. Buscó primero el paso por el camino de Vuriloche; no habiéndole hallado, tomó el de las Lagunas, pero ni aun por este lado consiguió llegar al lago. Como Menendez se ocupa largamente de esta espedicion de Guell, dándonos sobre ella datos no consignados en parte alguna, dejamos para esa ocasion la relacion de este viaje, que patentiza las grandes dificultades que habia que vencer, puesto que, habiendo trascurrido apénas medio siglo despues de la destruccion de la mision, no le fue posible alcanzarla.

El padre Guell preparaba otra tentativa para el año siguiente, cuando cayó sobre la órden de los jesuitas una catástrofe fatal i enteramente inesperada, quedando cortada su existencia i con ella éste i tantísimos otros trabajos i obras que tenia entre manos.

Fué esta la espatriacion de la órden de la Compañia de Jesus de los dominios de España e Indias, decretada por el reí Cárlos III el 27 de febrero de 1767.

  1. l. c. t. II p. 479.