Página:Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi.pdf/218

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agregó la continuacion de aguaceros. Procuramos, que se fuese abriendo el camino, que havian señalado los taladores, y conducir algun bastimento mas adelante. En esto se divirtió la gente hasta el dia viernes once de febrero, que aunque tambien llovió, llegó el soldado Patricio Vargas mandado por el Sargento y me dió la carta siguiente:

Carta del Sargento Pablo Tellez

M. R. P. Por esta le participo a V. R., como no hemos podido encontrar el camino que solicitamos, motivo que hemos andado perdidos de el por mas diligencias que hemos echo por hallarlo, antes nos hemos propasado de él, por no saber a donde está por tantas cordilleras y abras que se ofrecen. Padre mio, los dias pasados cuando le he escrito, nos engañó el quartel viejo, no fué de los antiguos, sino del Pe. Guell que anduvieron topeteando como nosotros andamos. Despues de esto hemos caminado immensas cordilleras siguiendo el cordel de ellas hasta que encontramos un rio grande, que tendrá de ancho mas de ochenta varas poco mas o menos, blanco, el que pasamos como podimos por ver si podiamos hallar pase. Trepamos al otro lado de dicho rio una cordillera que la caminamos medio dia, porque demostraba tener pase, como que tiene, pero el rio es tan caudaloso y las cordilleras tan cegadas, que no nos dió lugar a pasar adelante. Barrientos con el portador volvió a pensar el rio, y lo corrió por el otro lado hasta donde pudo, y nos volvimos a juntar todos a----

    primer viaje, porque la probabilidad de volver a este lugar apartado en algo lejana; el obsequio seria tal vez para animamos en nuestras fatigas.
    Pichi Juan me era mui simpático como tipo puro de los aboríjenes de Chile i me sirvió bien en mi viaje a Nahuelhuapi, pero no pude hacer casi nada a su favor. Le redacté dos presentaciones al Gobierno por reclamaciones de tierras en la isla de Coihueco que quedaron sin resultado. Conservo su fotografia.
    Por fin el arrojo i las fuerzas de Pichi Juan no resistieron a sus empresas demasiado audaces. Despues de una escursion de cuatro semanas en busca de animales perdidos, se enfermo i murió, a los quince dias de haber vuelto a su casa, en octubre de 1865, hallándose en la flor de su edad.