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con dos hombres esperando al cacique, que luego se barqueó con sus hijos, para que llebaran dos hombres a su tolderia, porque oyó decir que se volvian por enfermos a la laguna, lo que no se verificó porque ya habian seguido viaje. Despues de andar casi dos leguas y media vimos a dos manzanos que habia en un riachuelo, y la gente fué a coger manzanas; quando volvieron con ellas, asomó el capitan y el cacique.

A las doce llegamos a un rio bastante caudaloso, que baja de una Laguna mediana que está al Oeste, y sino llega el cuñado de Cayeco a badear a muchos en su caballo, no sé como hubieran pasado. Algunos lo pasaron a pie, pero con bastante trabajo [1]. Pasamos a dormir en una ladera, que formaba un llano junto a una vuelta del rio, y pregunté a Cayeco, como se llamaba


    grado mas elevado en la escala de la cultura que sus vecinos los tehuelches.

  1. Hemos llegado a una notable etapa de nuestro viaje: la desembocadura del rio Traful al rio Limai marca un punto fijo de orientacion para nuestro derrotero; este rio es mencionado aquí por la primera vez en la jeografía, aunque sin su nombre; no hai otro rio caudaloso que caiga al Limai del lado Oeste; el autor nos advierte que viene de "una laguna mediana", el lago Traful, que ha sido esplorado por los autores arjentinos, recientemente por los señores Scott i Hauthal [n 1].

    Menendez nos pinta mui bien las dificultades i riesgos del vado del Traful, que desde aquella época hasta hoi tiene fama de ser peligroso, habiendo causado numerosas victimas, i no carece de importancia por ser un paso obligado. Moreno i de Fischer [n 2] encontraron su paso relativamente fácil; este último viajero quien le atravesó en febrero, le da 20 m. de ancho i 1 m. de hondura. Ademas es un lugar mui pintoresco. O'Connor habla con verdadera énfasis del hermoso paisaje que rodea la confluencia de los dos rios: "aqui i allá observamos sierras de formas tan caprichosas que hai momentos en que el viajero cree encontrarse a las puertas de una ciudad en ruinas. Grandes moles de granito (?) representan palacios circundadas por elevadas pirámides, todas de perfecta regularidad; mas allá se ven como alineados por la mano del hombre, infinito número de peñascos de variadas formas i tamaño, que representan sepulcros de un gran cementerio, contribuyendo a dar mayor verdad los funerarios cipreses que le rodean". Diseminados en la sierra observó


  1. Moreno, Apuntes prelim. p. 52, 139 i varias láminas.
  2. Albarbacin, Consideraciones, t. II, p. 489: O'Connor, l. c.; de Fischer "Anales d. l. Univ." 1894, entreg. noviembre p. 181.