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En cuanto al virei Gil y Lemus no hemos incluido su persona en nuestra reseña, porque al hacerlo nos habriamos alejado demasiado de nuestro tema. Solo sí, hemos sacado en limpio, que fué en cierto modo ingrato con nuestro autor, porque no le nombra siquiera en su estensa "Relacion de Gobierno" [1]. ¿Seria el sentimiento de vergüenza que moviera al virei de no mencionar siquiera los trabajos ordenados por él i llevados a cabo por Menendez para descubrir a los fabulosos Aucahuincas? Su proceder estraña tanto mas, cuanto que en el mismo lugar hace ampliamente mérito de los trabajos de Moraleda, ateniéndose a los datos de Malaspina. Sabemos que la recomendacion del virei cesante a favor de Moraleda no le valió con todo ninguna recompensa o ascenso, quedando hasta su muerte en una posicion subalterna.

Vemos que a Menendez i Moraleda i, por el lado del Atlántico, al esforzado Villarino les cupo la misma suerte que a muchos otros descubridores: mueren sin que la importancia de sus servicios haya sido reconocida i sin que ellos hayan sido premiados.

La fama de Menendez, llevada a tan lejanas comarcas en el continente austral, se estinguió repentinamente sin dejar rastro por de pronto. Repetimos que es mui sensible para nosotros no poder comunicar al lector nada sobre sus últimos dias, el lugar de su muerte ni de su tumba. Se estinguiria rodeado de los afectuosos cuidados de sus hermanos de la Órden, cuya modestia i humildad se estiende aun a su sepultura, de modo que no quedara visible ninguna lápida que nos indique la del infatigable esplorador de los Andes australes. No perdemos con todo la esperanza de que se consigan estos datos en lo futuro, cuando nuestra publicacion de sus "Diarios" haya vuelto a llamar la atencion i dado impulso a nuevas investigaciones sobre este particular, como sucedió con motivo de la publicacion de la primera parte.

Han sido igualmente infructuosos mis empeños para obtener algunos datos sobre la marcha posterior de la mision del Colejio de Ocopa en Chiloé i sobre la suerte de los relijiosos conocidos nuestros que formaron parte de ella al lado de Menendez. Es probable que la guerra de la Independencia, que sobrevino a los pocos años, perturbara hondamente su tranquilidad habitual. No sabemos aun si concluyeron sus dias en Chiloé o alcanzaron a retirarse a Ocopa.

Esperaba que el Colejio de Castro de la misma Orden me pudiera proporcionar algunas noticias sobre Menendez i la Mision, i efectivamente su digno Guardian M. R. P. Fr. Matias Segovia se prestó con la mejor voluntad para comunicarme lo poco que le constaba de sus antecesores de mision [2]. Resulta que este colejio, establecido en 1837 por padres


  1. "Memorias de los Vireyes del Peru". Lima 1859, t. VI; ella lleva la fecha 6 de junio de 1796, dia de la entrega de su mando.
  2. Cartas de 3 de junio i 2 de julio de 1898.