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de Nahuelhuapi, que debieron marcarse como sucesos notables en la monotonía habitual del Archipiélago, se hubieran conservado hasta lo presente en la memoria de sus vecinos. Existen efectivamente algunas cortas tradiciones verbales, pero son tan desfiguradas i fragmentarias que se puede dudar aun, que se refieran a ellos.

Recuerdo que una de ellas decia que Menendez fué rechazado finalmente por una falanje tan numerosa de indios "que ennegrecian el horizonte". No deja de ser raro que aquel ataque nocturno sin consecuencia haya acabado por abultarse tanto en la fantasía del pueblo.

El capitan Robert Fitzroy[1] relata otro cuento de esta clase que refiere probable mente a Menendez i le fué comunicado por el agrimensor ingles Carlos Douglas, quien le dió otros informes valiosos mencionados arriba:

El suegro de Douglas, un español de Castilla, dirijió hace años una espedicion en busca de la fabulosa ciudad de "los Césares". Atravesó la Cordillera i encontró al otro lado sobre una altiplanicie un número mui grande de toldos colocados en líneas rectas formando calles; junto a ellos habia manadas de caballos i ganados i pequeños retazos de suelo cultivado; pero sin haber tenido tiempo de hacer otras observaciones, su partida fué descubierta, atacada con vigor i rechazada con pérdidas hácia el mar. Es difícil reconocer en este cuento del español anciano una espedicion de Menendez, aunque coincida con la época de ella i no se conozca fuera de esta, ninguna otra que haya dado con los indios [2].

Algo parecido al cuento referido por Douglas es el que me comunicó mi amigo D. Manuel Mancilla Velasquez, a quien he tenido ocasion de citar ántes:

Antonio Alvarez, hijo del gobernador (?) Alvarez, quienes volvieron mas tarde a España, i Pedro Alejandrino Mancilla, el padre de M. Mancilla V., hicieron la segunda espedicion a Nahuelhuapi; los acompañó el guia Yañez, procesado despues por falso. Salieron de Ancud en una "falua" i varias piraguas grandes, llevando 50 hombres de chispa fuera de los hombres de carga. Se internaron por el Rio de San Juan de Dios; el primer cacique con que dieron les fué fiel: llegaron solo hasta la tercera reduccion, donde tuvieron que volver, escapando apénas a un ataque por haber vadeado un rio.

Notemos que en la primera espedicion de Menendez anduvo D. Juan Alvarez, persona que pudiera ser el Alvarez mencionado aquí.

Tenemos en esta serie de cuentos ejemplos curiosos de la suma variedad con que las tradiciones trasmitidas por la boca del pueblo comentan


  1. King and Fitzroy,l. c. t. II p. 392.
  2. El suegro de Douglas a quien se debe esta relacion, fué D. Pedro Andrade, padre de D. Fernando Andrade, vecino distinguido de Ancud i Calbuco, a quien conocí hace años. Hemos visto ántes que el mismo Douglas habia sido el dueño del importante diario de la tercera espedicion a Nahuelhuapi, que anos mas tarde sirvió para completar el nuestro. Douglas debia estar por eso bien informado sobre las espediciones de Menendez.