Página:Viajes de Fray Francisco Menéndez a Nahuelhuapi.pdf/471

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sos valles subandinos, entre ellos la incomparable zona de Nahuelhuapi, en fin con toda la Patagonia propiamente dicha. Chile tendrá al gunos valles fértiles en el seno de la Cordillera i la zona boscosa de los volcanes. Esta república colonizará esos valles i tendrá de ese modo un campo que vale mantener i cultivar: tendrá casa propia en lugar de verse relegada a la puerta.

Las colonias establecidas en cada lado de esta frontera, aunque separadas por la cumbre de la Cordillera i su nacionalidad, se dotarán de espeditas vias de comunicacion i de un réjimen aduanero liberal que facilite sus relaciones en provecho mútuo.

Hemos tratado de demostrar que la línea del señor Perito arjentino, en caso de que fuese aprobada, acarrearia para Chile una situacion sumamente embarazosa, i que la misma Arjentina i la Patagonia, adjudicada a ella casi por entera, entrarian a un período constante de conflictos que seria funesto para todos, mientras que la adopcion de la línea del señor Perito chileno traeria una era de paz i bienestar.

Hemos abogado, en lo que precede, por la alta conveniencia, sino la necesidad, de que la Arjentina desista de su línea tan forzada, aun cuan de ella tenga la confianza que sea aprobada por el fallo arbitral, fundándonos en argumentos de caracter local, relacionados con el porvenir de la Patagonia. Nos toca todavia entrar con el mismo objeto en otro órden de consideraciones jenerales, no ménos convincentes i derivadas de la situacion actual de la nacionalidad hispano-americana.

La adoptacion del arbitraje fué un paso de alcance sumamente benéfico. Sin embargo la resolucion del juicio de arbitraje entablado por la dos partes no deja de ofrecer sus inconvenientes. Hemos visto que Chile recibiria un golpe mui sério, si el fallo le fuese adverso. La condicion desfavorable en que quedaria i en que se halla de todos modos con la pérdida de Nahuelhuapi, no le permite ceder nada de lo que está defendiendo.

Para la República Arjentina el caso es diferente. Si el Árbitro fallase en su contra, seria para ella de poca consecuencia material: tendria que renunciar a la posesion de algunos valles fértiles, que visto su inmenso territorio—segun el ilustrado jeógrafo arjentino Latzina, mas del dos por ciento de la superficie de la tierra firme— importan solo una pérdida relativamente insignificante. Ya que a las dos partes es vedada por los Tratados la posesion del Océano opuesto, ella no tiene en realidad motivo para ser tan exijente para con Chile hasta el punto de invadir el territorio de suyo tan angosto de esta República. De todos modos podrá sentirse satisfecha, porque las aspiraciones formuladas primitivamente por sus esclarecidos estadistas D. Dalmacio Velez Sarsfield i D. Vicente G. Quesada [1], de obtener la soberania de la Patagonia hasta los límites de la Cordillera i de las aguas, se han cumplido.


  1. Véase la cita al principio de este capítulo.