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embargo de interes para la historia de Chiloé. Carvallo difiere de la relacion del señor Barros Arana, la cual es basada sobre documentos, pues atribuye el conflicto con Garzon a Fernando de Cárcamo, correjidor de la Ciudad de Castro i Comandante Jeneral de Chiloé, quien hizo un cruel suplicio de trescientos indios de los principales. Carvallo califica tambien este castigo como inhumano e innecesario. Cárcamo fue llevado preso por Molina a la capital, en desagravio de los indios, i acabó sus dias en la prision [1].

De dos cédulas reales, dirijidas con fecha 9 de noviembre de 1713 al gobernador Ustariz, resulta que el padre Hoyo, siendo superior de la mision de Nahuelhuapi, habia informado a dicho gobernador sobre estos sucesos "segun la relacion de los indios que llegaron allá huyendo de los procedimientos del gobernador Maria" que se orijinaron con este motivo "discordias entre los misioneros de Nahuelhuapi i este funcionario (Amunátegui)" Se ve que Hoyo gozaba de cierta influencia, hasta en la Corte, i que la ejercia en sentido humanitario a favor de los indios.

Pasados dos años en Nahuelhuapi. Hoyo fué destinado como rector al colejio de Castro. Parece que el motivo de su traslacion fué que la Orden tenia intencion de ensanchar mas las misiones de los Chonos al Sur de Chiloé i que queria aprovechar su talento para esta empresa. ¡Pudiera que la separacion de este hábil i digno sacerdote haya sido la causa, que nuestra mision tuviera poco tiempo despues un éxito tan lúgubre! Él fué el único misionero que supo sostenerse en ella sin ser víctima de alguna catástrofe.

Como sucesor del padre Hoyo fué designado de nuevo el padre Juan José Guillelmo, quien volvió a hacerse cargo de la mision en 1714. No sabemos que clase de consideraciones hayan obrado en la mente de sus superiores para nombrarle nuevamente para este delicado puesto. ¿Seria porque le juzgaran el mas apto, o porque el mismo solicitara ser puesto otra vez al frente de la mision? Nos inclinamos a la segunda de estas presunciones, porque Guillelmo se hallaba tan íntimamente ligado a ella que se conformaba con dificultad a alejarse de ella para siempre. Cualquier otro se habria intimidado con la muerte de su querido compañero Laguna, con el incendio, que destruyó el fruto de sus trabajos i hasta sus obras literarias, i con tantos otros vejámenes, pero Guillelmo se mantenia siempre firme en su predileccion por ella. Deseaba volver a ella no solo por estos sentimientos de afeccion, sino porque le faltaba dar cima a un problema que habia concebido ya en el segundo año de su estadia i que, al retirarse de la mision, habia dejado medio resuelto a fuerza de su incansable enerjia.

Volviendo ahora a la mision, se proponia dar a esta empresa la última

  1. Barros Arana l. c. t V p. 139; Carvallo l. c. t. II p. 221: Amunátegui, l. c. t. III p. 478.