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W. E. RETANA

no habían tenido la menor parte. En Filipinas, como en otros lados, los excesos de represión han producido efectos contraproducentes. Los excesos que siguieron á la Manifestación de 1888 dieron por resultado la organización político-masónica de los filipinos; así como la deportación de Rizal y de algunos de sus adeptos, en 1892, trajo por consecuencia inmediata el Katipunan… ¡Naturalmente!… Si á los hijos del país no se les consentía que por las vías legales expusiesen sus quejas y sus deseos; si no tenían en su tierra libertad de asociación ni de imprenta; si se les calificaba con el afrentoso sambenito de filibusteros á los que discurrían con criterio liberal, ¿qué tenían que hacer? Lo que han hecho los hombres de todos los países: laborar en la sombra, ¡conspirar![1]. Precisamente en este respecto los filipinos podían evocar, en apoyo de su conducta, la Historia contemporánea de España, salpicada de motines, sublevaciones, etc., á los que pone coronamiento una revolución que da al traste con una reina y un régimen; en España tenían, vivos aún, y encumbrados por añadidura, muchos de los maestros de las pasadas conspiraciones, como Becerra y Sagasta… Atribúyese á Rizal esta declaración, hecha en capilla: «Cuando estuve en Madrid, los republicanos me decían que las libertades se pedían con balas, no de rodillas»[2].

La declaración es tan grave como exacta. Los revolucionarios teóricos filipinos se inspiraban en los revolucionarios prácticos españoles. Becerra y Sagasta, después de haber ocupado los más altos puestos de la nación, murieron tranquilamente en el lecho; Rizal, sin haber disfrutado de otra cosa que de privaciones y persecuciones, murió fusilado. Becerra y Sagasta empuñaron las armas; Rizal ¡no había empuñado otra arma que la pluma!…

«Por estas persecuciones [de 1888], dice el escritor ilocano D. Isabelo de los Reyes[3], los filipinos de Madrid fundaron, de acuerdo con el Sr. Morayta, la Asociación Hispano-Filipina, en 12 de Julio


  1. ¡Qué contraste tan elocuente el que ofrece el sistema español y el yanqui! Hoy, en Filipinas, además de existir libertad de imprenta, funciona la Masonería á la luz del día, y en los periódicos se publican con frecuencia las citaciones para las tenidas. Y más aún: existen publicaciones masónicas. En El Renacimiento, de Manila, 7 Septiembre 1906, hallamos el siguiente suelto:— «Revista masónica. | Hemos recibido la visita de un nuevo colega. Es una revista mensual, con el título de Delta, órgano de las logias masónicas Sinukan núm. 272, Nilad número 144, Susong núm. 185 y Walana núm. 158 de la Federación del Grande Oriente Español. | … | En la sección de noticias trae la reorganización de diversas logias masónicas de Manila y provincias. | Agradecemos el saludo que nos envía y deseamos al colega muchas prosperidades.»
  2. Telegrama de D. Manuel Alhama, fechado en Manila, 30 Diciembre 1896; publicado en El Imparcial, de Madrid, del día siguiente.
  3. La sensacional Memoria, ya citada, pág. 83.