Página:Vida y escritos del Dr. José Rizal, por Wenceslao Retana.pdf/307

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
287
VIDA Y ESCRITOS DEL DR. RIZAL

tan, divisaba algún buque, Rizal se trasladaba en el acto á la Casa-Comandancia, á fin de que no se pudiera sospechar que intentaba fugarse. En este respecto, que obedecía á que se había dicho que los admiradores de Rizal trataban de fletar un barco para libertarle, el deportado procedió siempre con una corrección irreprochable.

Carnicero hizo algunas expediciones por el distrito, y en todas ellas llevó de acompañante á Rizal, que no parecía sino que era un complemento de su Jefe. Por las tardes solían pasear por la población y sus alrededores. Muchas veces, en estos paseos, topábanse con el P. Sánchez, y, ya se sabía, el buen jesuíta, antiguo maestro de Rizal, ponía el paño al púlpito. Cada encuentro provocaba una controversia, siempre sobre lo mismo, la religión, y por más que el P. Sánchez se esforzaba en reintegrar al Catolicismo á su contrincante, éste le devolvía la pelota sin ceder en lo más mínimo. Las discusiones solían terminar con estas palabras de Rizal:

«—Nada, Padre; no me convence usted; no creo en la Eucaristía ni en las ceremonias que constituyen el culto católico.»

El jesuíta le reprochaba cariñosamente; y Rizal, con gran cortesía, perseveraba en sus puntos de vista. Y separábanse tan amigos; el P. Sánchez, un tanto contrariado; Rizal, risueño, con su gesto de bondad infinita, recordando lo que había aprendido de los sabios en las grandes capitales del mundo civilizado…


II


Las ideas filosófico-políticas y religiosas de Rizal hállanse condensadas en las varias cartas de controversia que cruzó con el mencionado P. Pastells, residente en Manila, Superior de la Misión de Filipinas. De esas cartas, sólo una, la fechada en Dapitan, á 11 Noviembre 1892, ha visto la luz íntegramente. Comienza dando las gracias al P. Pastells por el Kempis que le había regalado. La obra le era conocida en francés y en tagalo, y celebraba poseerla en castellano precisamente, aunque la hubiera preferido «en su latín original»[1]. También le agradece la remisión de las obras del P. Chirino y del P. Delgado (históricas de Filipinas), así como la de algunos volúmenes de las Cartas. Rizal había pedido todos estos libros «en concepto de compra»; pero el P. Pastells se los mandó regalados. Á lo que


  1. Rizal era buen latinista, y, desde luego, puede asegurarse que el mecanismo gramatical de dicha lengua lo conocía más á lo hondo que el de la castellana.