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Página:Vida y pensamientos morales de Confucio (IA BRes1115932).pdf/28

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padre y el hijo, el esposo y la esposa, el viejo y el jóven, y entre el amigo y su amigo. Todos estos principios extraordinarios que los hombres se fabrican, estos ímpetus pasageros que ellos no pueden sostener, estas máxîmas extrañas y dificiles, que no se avienen con las conveniencias de ninguna clase de la sociedad; todo esto no puede mirarse como una regla, y se opone á la razon.

V.

El que sincéramente y de buena fé mide á los otros por sí mismo, obedece á esta ley de la naturaleza, impresa en su corazon, la qual le dicta el no hacer á los otros lo que no quisiera que le hicieran á él, y hacer á los otros lo que quisiera que le hiciesen á él

VI.

El Cielo mismo ha impreso en el hombre la razon natural. Pueden llamarla la regla, porque la naturaleza se conforma con ella, y la sigue. En restableciendo esta regla en la práctica, en observándola nosotros mismos, en haciendola seguir á aquellos que dependen de nosotros, obedecemos las verdaderas leyes de la virtud.

VII.

Supuesto que esta regla forma la esencia de la razon natural, el hombre no puede ni debe apartarse de ella jamás. Si se pudiera abandonar alguna vez