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Página:Vida y pensamientos morales de Confucio (IA BRes1115932).pdf/34

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pia de todas las manchas que la imprimen los apetitos depravados, se parezca á un cristal el mas puro, y recobre su primera claridad.

XXIII.

Ella consiste ademas en corregir al pueblo, y renovarlo en algun modo por exemplos útiles, y por sabios consejos; en fin, en perseverar firmemente en el bien soberano, que no es otra cosa que la perfecta concordancia de todas nuestras acciones, y de toda nuestra conducta con la sana razon.

XXIV.

Luego que hayas conocido bien el verdadero blanco, al qual debes dirigirte, te hallarás fuertemente determinado á no separarte jamás de él. Fixo ya constantemente en esta sábia determinacion, siempre firme en ella, y siempre tranquilo, los infortunios no te abatirán, ni las prosperidades te engreirán: y así podrás considerar sin pasion todos los objetos, formar de ellos un juicio sano, y fixar de este modo tu meditacion pesandolos en su justa balanza.

XXV.

La equidad arregla las palabras de un Príncipe sabio, y la utilidad pública sus acciones. Sus virtudes son respetadas, imitan su conducta, su persona es amada, y su bondad se hace el exemplo general. Si aconseja, se le escucha; y si manda, es obedecido.