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faltan, se pára en medio del camino; pero es menester no considerarse floxamente en el término antes de empezar á andar.
CXIII.
Quando se quiere penetrar en una casa, se entra en ella por la puerta. ¿Por qué no hacemos lo mismo en quanto emprehendemos? ¿Por qué no observamos las conveniencias, y no seguimos por el verdadero camino, al término que nos hemos propuesto?
CXIV.
El natural abandonado á él mismo, y que no ha recibido nada del arte, tiene alguna cosa de bruto y de rústico: el arte demasiado recargado, y que sobresale al natural, le presta algo de afectacion. Pero si el adorno y la cultura exterior se unen con una sábia economía al candor de la naturaleza; si, sin exceso, sin defecto, ellos se equilibran con una agradable variedad, de aquí resulta la perfeccion del hombre lucido. Así como se ve que la hermosura en el cuerpo no es otra cosa que la bella y justa proporcion de las formas unida á la amable viveza del colorido.
CXV.
Los que conocen la virtud, y saben quanto merece ser amada, no son comparables á los que la aman, la buscan y siguen. Pero estos amantes de la virtud, no igualan todavía á los que ya go-