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que es amado de los buenos, y aborrecido de los malos.
CLXXVI.
Al sabio le es facil servir bien, y le es menos facil agradar. Él se muestra despegado, y condena abiertamente los placeres que no concuerdan con la razon y la honestidad. El hombre sin mérito sirve mal, pero sabe agradar.
CLXXVII.
El sabio goza la paz mas profunda; pero no conoce los vanos placeres del orgullo. El insensato se aplaude á sí mismo; pero no conoce la paz del alma, porque no conoce la virtud.
CLXXVIII.
Si las leyes están en vigor báxo la autoridad de un Príncipe justo, habla con confianza y valor, y obra con valor y confianza. Si las leyes son desmayadas, y desconocida la autoridad del Príncipe, obra con la misma confianza y el mismo valor; pero sé mas contenido en tus discursos, porque de lo contrario exâsperarías el mal en vez de remediarlo.
CLXXIX.
El que posee la verdadera integridad, no puede carecer de fortaleza de ánimo; pero puede tenerse ésta, y no tener integridad.