después de describirle la extrema degradación de su desventurada patria, le participa la muerte.... del respetable comerciante de origen alemán Federico Schmalling, acaso el mejor amigo de Bernardino Rivadavia; y sin duda, el único de quien ha recibido favores en sus desgracias. Á pesar de lo violento y humillante que le es, por el ningún honor que tal suceso hace á su país, él debe declarar que dicho anciano, de un juicio recto y de un corazón generoso, es el solo hombre que en todo su país haya cuidado de sus intereses hasta el día, y le hubiese servido en Europa con su crédito. ¡Hombre venerable, digno de mejores y más prolongados días: tú no dejas descendiente que herede tu nombre y tus derechos á la gratitud de Bernardino Rivadavia! Pero tu memoria, no sólo le acompañará todo el resto de su vida: él aprovechará toda ocasión de honrar tu nombre, y dejará recomendado á sus hijos que al tributar algún honor á la memoria de su padre, consagren una parte de él á la de su generoso y verdadero amigo, el venerable Federico Schmalling! »
Encontrándose en tan triste situación de espí-