Página:Voz del desierto (1907).djvu/181

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 177 —

— adhieren un segundo á los filos del vértice; y empujadas por la brisa del destino, en el vacío se revuelven destrozados en harapos blanquecinos, cabelleras, encajes y pudores.

Su gemido se perpetúa en una sola queja de desgarramiento, en un hoooorroooor..perenne, que en el silencio de las noches llega vigilativo al corazón de los bañistas, dando significado espiritual y trágico á las livideces y temblores de las carpas.

Allá, en el fondo, en el lecho de guijarros donde cae el turbión, un gran ventisquero se arquea para formar una gruta artesonada, que brilla á la distancia como un Brooklyn de cristal tendido sobre los dos flancos de la sierra.

Bajo el misterio de esa alcoba virginal, todo es propicio para que la Cascadita reparelos estragos de la caída: ante las columnas de hielo flordelisado aliña su cabellera evaporada, y con gasas de nieve y retorcidos cordones de estalactitas, remienda y se ciñe de nuevo su hopalanda.

Toda serena y blanca, desciende al fin al vallecito del balneario, otra vez abrillantan

desierto.—12