Página:Voz del desierto (1907).djvu/207

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 203 —

deleite que merece el anhelo de vivir una eternidad sobre la tierra.

¿Por qué? Porque la escuela nos había quitado lo que indudablemente debe ser la gracia original: la facultad divina del asombro: esa que en la cuna nos hace cerrar los ojos para vivir siglos de gloria en el primer rayo de sol.

Culpa es de las cuadrillas de pedagogos que andan por ahí porfiando para que nadie llegue á viejo siendo aun niño.

El maestro de escuela es el gran Moloch contemporáneo.

La degollación decretada por Herodes no ha terminado todavía.

Todo esto quiere decir que nuestra civilización combate el divino don de asombro ante la vida, único que podría conducirnos al ideal de poseer en cada miembro de la humanidad un sabio.

No es insensato un niño cuando alarga su manecita para armarse de un reflejo ó cuando porfia por pelizcar la luna, confundiendo esa blancura con la dulce y sabrosa del seno de la madre.

Estúpidos nosotros cuando llegamos á