En la vida interior también cumple la luz fenómenos de purificación profunda: Como las flores y las frutas bajo los rayos caniculares, el pensamiento se aterciopela, se tiñe de matices nítidos, cada uno con la temperatura, el significado y el aroma que le corresponde en la correlación de las escalas.
Como las aves del trópico, las ideas coloran su plumaje con pétalos de flores y jugos de racimos, hasta que ebrias de perfume, compenetradas de nectar y maduras para el canto, en ellas se cumple el desborde armonioso del gorjeo.
Esa gota de miel que todo rayo de luz filtra en el pecho, cuaja entre la sangre sus prismas azucarados, y es en estos donde se reflejan las estrellas y donde bruñe la bondad sus perlas, y donde las chispas de la alegria brillan en ritmos floridos y electrizan los timbres de la risa.
Entre los iris atmosféricos y los metales sanguíneos, se establece un cambio de refle Jos, que por cada pulsación ofrecen un deslumbramiento espiritual.
Es entonces cuando se dá uno cuenta de