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vase sobre la confluencia del Neuquén y el Limay el puente más atrevido del país, el coloso de hierro con que la civilización agarró de la garganta á la barbarie patagónica.

De ese puente arranca el ferrocarril sus rieles con rumbo hacia el desierto, cruzando el pintoresco valle del Neuquén en que se asienta la capital improvisada. ⚫ De la estación terminal, ó sea del centro de la población á las famosas aguas del Limay, se recorren pocas cuadras.

Por arboledas que tienen menos hojas que zorzales, está oculto ese balneario inédito, donde el caprichoso corte de las riberas y la vegetación excesiva de las islas forman las más extrañas combinaciones de remansos, grutas y corrientes.

Si los vaporcitos que remontan hasta Nahuel Huapi, ó los bañistas á la moda, ó los vascos chacareros, no ahuyentasen esas dríadas nativas iqué Arcadia!

El lado opuesto de la población tiene otra clase de belleza: Es la sierra granítica y dantesca en que el río Nauquén se apoya en su brusco salto, al abrazarse con el Limay para refundirse en el río Negro.