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vaya con la memoria llena de recordaciones míticas. Aquí; ¡qué diferente!

Fidias y C.a no habrían tenido en el Neuquén ocasión de inmortalizar su firma. Habrían encontrado, no uno, sino muchos Partenones rematados con primor..

En cúpulas, capiteles, ojivas y columnas, serpean con graciosidad todos los estilos consagrados, con más los mil inė litos que dibujan en el misterio de sus líneas, las concepciones del arte por venir.

¡Fuerza y Belleza!

Eso es lo que proclama en todas sus crispaduras y perfiles ese Capitolio del Viento.

Su mole de ola azul, que de repente quedó petrificada con su blancura al tope, persiste en su angustiosa actitud de cataclismo.

Su base, amurallada para prisión de rebeliones, contrasta con sus deleznables torrecillas de alabastro.

A juzgar por los cerrojos graníticos de abajo, ahí deben estar las fraguas de las tormentas y los pesebres de los huracanes.

Allá, en los minaretes de cristal aerófano, deben vivir las Brisas—monjas del siderismo