Parrafito proemial

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época
PARRAFITO PROEMIAL


Tratábase de cristianar á un niño, y antes de llevarlo al bautisterio, el cura apuntaba, en la sacristía, los datos que consignaría más tarde en el libro parroquial.

—¿Qué nombre le ponemos al chico?

—Por mí— contestó el padrino,— póngale usted 'Tigre.

—No puede ser— arguyó secamente el párroco.

—Pues entonces, póngale usted Búfalo o Rinoceronte.

—Tampoco puede ser. Esos son nombres de animales y no de cristianos.

—¡No moje, padre! ¿Cómo el Papa se llama León?

Al hombre de sotana y birretillo no se le ocurrió, por el momento, otra contestación que ésta:

—Ya he dicho que no puede ser. Soy camanejo y no cejo.

—Pues yo soy de Arnedo [1], y no cedo.

Y el mamón continuó morito.

Algo parecido me sucede con este libro. Darle por título Miscelánea, Variedades, Mesa revuelta, Pandemonium ó cualquier otro de los ya muy manoseados, cuando un autor selecciona el papel que su pluma ha emborronado, me pareció chabacano, vulgar, cursi.

Cuentan que un curioso le preguntó á una vieja quién era el padre de su nieto, y que la muy Celestina contestó:

—No lo sé todavía, porque hace un mes que mi hija le está escogiendo padre al muchacho, y aun no se ha decidido por ninguno.

Para no parecerme a la moza regocijada, convoqué en consejo á tres de mis amigos (viejos muy discretos) y ellos, después de alambicar la consulta, opinaron que el libro se bautizase con el nombre de Cachivachería, ó sea: conjunto, almáciga ó reunión de cachivaches.

Pero aquí fué ella; porque el Diccionario, como el cura de marras, nos salió con la enflautada de que aquélla no es palabra castellana.

Los padrinos debieron tener en las venas gotas de sangre de Arnedo, porque no cejaron ante la autoridad de la Academia, y yo, el padre ó autor, no había de consentir en que por tamaña nimiedad quedase mi hijo moro, ó, lo que es lo mismo, sin tener la vida del libro los cachivaches con que pongo fin, remate y contera á mi liquidación de cuenta literaria con mi país y con mi siglo.


R. Palma.

  1. Villa de Arnedo, hoy Chancay, a catorce leguas de Lima.