Ir al contenido

Sucesos de las islas Filipinas (edición de José Rizal)/Capítulo cuarto

De Wikisource, la biblioteca libre.
Nota: Se respeta la ortografía original de la época



CAPITULO CUARTO


Del Gobierno del Doctor Santiago de Vera, y fundación de la Audiencia de Manila, hasta que se quitó, y de lo que se ofreció en su tiempo.


Llegado el Presidente y Oidores á las Filipinas, por el mes de Mayo, año de mil y quinientos y ochenta y cuatro, en tiempo que las gobernaba Diego Ronquillo: entró en el gobierno el Doctor Santiago de Vera, y luego fundó la audiencia, y fué recibido, y colocado el sello, con la solemnidad y fiesta que se pudo, y se comenzó á entender en los negocios, así de la justicia, como de la guerra y gobierno, con mucho aprovechamiento de la tierra; en cuyo tiempo se prosiguieron nuevos socorros para el Maluco, y conquista, que el capitan mayor de Tidore pretendía hacer de la isla de Terrenate: yendo de Manila á ello el capitán Pedro Sarmiento, y otra vez el capitán y sargento mayor Iuan de Moron, que ninguna destas jornadas tuvo el fin que se pretendía.

Prosiguió así mismo el Presidente Santiago de Vera la pacificacion de algunas provincias de las islas, y puso en ejecucion muchas cosas, convenientes en todas materias; descubrió una rebelión y alzamiento, que los Naturales principales de Manila y la Pampanga tenían tratado contra los Españoles[1], y fué hecha justicia de los culpados. Edificó de piedra la fortaleza de Nuestra Señora de Guia, dentro de la Ciudad de Manila, á la parte de tierra, y hizo fundir alguna artillería para su guarnicion, por mano de un Indio antiguo[2], llamado Pandapira, natural de la provincia de la Pampanga, que él y sus hijos sirvieron desto muchos años despues, hasta que murieron.

En el gobierno del presidente Santiago de Vera, pasó por el estrecho de Magallanes á la mar del Sur, Thomas Escander Inglés[3], que había tomado en la costa de la Nueva España (junto á la California) la nao Santa Ana, que venía de las Filipinas, con mucho oro y mercaderías de mucho valor[4], y de allí pasó á las Filipinas, entró por las provincias de Pintados, á vista de la villa de Arévalo y del astillero[5], en que se estaba fabricando un galeon, para la navegacion de la carrera de Nueva España. Y pretendiendo quemar este navío lo intentó, y se le resistió por Manuel Lorenzo de Lemos, que asistía en su fábrica[6]. Pasó adelante el Inglés, la vuelta de la India, por do hizo su viaje á Inglaterra, habiendo seguido los mismos pasos, que (años antes) llevó Francisco Draque[7] Inglés, que pasó por el mismo estrecho de Magallanes, á la costa del Perú, donde hizo muchas presas.

En este tiempo, le pareció al audiencia y al Obispo, que convenía enviar á España, á la Corte de su Magestad, persona de suficiencia, y satisfaccion, á dar la cuenta y noticia, del estado de las cosas de las Filipinas, en todas materias. Y á pedir se proveyesen algunas que convenían, y que en particular se diese á entender, que por entonces se podía escusar la audiencia que se había fundado: por ser la tierra nueva, era mucha carga para todos estados. Para esto se eligió la persona del P. Alonso Sanchez, de la compañía de JESVS, hombre docto y práctico en la tierra, y muy activo en los negocios. Diéronsele instrucciones, y poder por todos los estados, religiones y comunidades, sobre lo que había de tratar y pedir en España, y á su Santidad en Corte Romana, donde había de pasar. Llegó este padre á Madrid, y habiendo hecho algunas diligencias con su Magestad (según lo que á él le pareció que convenía tratar y pedir) pasó á Roma, donde se introdujo por embajador de todos los estados de las Filipinas[8], y de su parte besó el pié, y visitó á los Pontífices que en aquel tiempo fueron, despues de la muerte de Sixto V: y habiéndole dado gracias é indulgencias, y muchas reliquias, y bulas, y cartas para las Filipinas, volvió á España; donde de nuevo procuró la resolución de los negocios, que había dejado en plática, cuando pasó á Roma, Su Magestad entendió lo que de los Pontífices traía, y le oyó bien sobre las causas de las islas; y en juntas particulares hizo ver, y resolver lo que pedía, á su satisfaccion, que mucho dello, llegados los despachos á las Filipinas, pareció fuera de la intención, y pretensiones, que así el Obispo y la audiencia, como la ciudad y vezinos, y encomenderos tenían: y aun en perjuicio de los estantes en las islas, de que mostraban sentimiento del P. Alonso Sanchez, que se quedó en España. Negoció que se quitase la Audiencia de Manila, y que se enviase nuevo gobernador, y pidiendo persona tal, él mismo propuso (por la buena relación que dél había hallado) á Gomez Perez Dasmariñas, que había sido corregidor de Leon, y despues de Murcia; y en aquella sazon estaba en la corte proveido por Corregidor de Logroño y Calahorra. Su Magestad le nombró por gobernador y capitan general de las Filipinas, y le acrecentó el salario de su cargo en cantidad de diez mil ducados de Castilla al año[9], hízole merced de un hábito de Santiago, y una buena ayuda de costa para el camino. Y con los despachos necesarios, así para el uso del oficio, como para quitar el audiencia que había en Manila, y fundar en ella un campo de cuatrocientos soldados de paga, con sus oficiales al sueldo de su Magestad, para guarnicion y defensa de la tierra, le mandó luego hacer viaje para la Nueva España, en los navíos que el año de mil y quinientos y ochenta y nueve vinieron con el Virrey don Luis de Velasco, que venía á gobernarla. Gomez Perez Desmariñas se despachó lo mas presto que pudo de Méjico. Y con los navíos, soldados y capitanes que hubo menester, hizo viaje á las Filipinas, donde llegó por el mes de Mayo, del año de mil y quinientos y noventa.

Notas de José Rizal
  1. Por una Filipina, mujer de un soldado, se descubrió esta trama que costó á muchos conspiradores la vida (Sinibaldo de Mas, pág. 51).
  2. Esto es, un Indio que ya sabría fundir cañones aun antes de la llegada de los Españoles, por eso el epíteto antiguo. En este difícil ramo de la metalurgia, como en otros, se han atrasado los actuales Filipinos ó los Indios nuevos.
  3. Este Almirante inglés se llamaba Cavendish, aunque los Holandeses y algunas obras inglesas le dan el nombre de Candish; Gaspar de S. Agustín le nombra Escandesch ó Cande; Mas, Eschadesch; Colin, Embleg, Vimble, etc.
  4. Cogió del navío Santa Ana «122,000 pesos de oro, además de una gran cantidad de ricos tejidos de seda, satines, damasco, almizcle, y muchas provisiones. Cavendish dejó en Puerto Seguro con víveres y útiles á todos los prisioneros en número de 150, excepto dos muchachos japoneses, tres Filipinos, un Portugués, y un experto piloto español que retuvo en su poder. El Santa Ana se había defendido valerosamente. (Sir Thomas Cavendish's, Voyage round the World.)
  5. Desde un principio se fabricaban buques en el país… ¿No demuestra esto cultura en los Naturales? Hoy ha quedado reducida esta industria á embarcaciones menores y descarga y á alguno que otro pontín.
  6. Tal vez por amor propio, este hecho no se menciona en la obra citada, aunque trata de vanas cosas curiosas de las Filipinas, como el recibimiento que le hicieron los caciques, el haber ahorcado al piloto español en Kapul, por querer entregar el barco á los Españoles. Lo único que dice de la isla de Panamao, es lo que sigue: «Al día siguiente, 24 de Junio (1588), navegaron hacia el N.O. (S.O.) costeando varias islas, donde los Españoles, alarmados, encendieron hogueras vigilando estrictamente toda la noche y haciendo fuego sin cesar. Pasaron la isla de Panamá, país llano, abundante en árboles elevados, propios para hacer mástiles de navios, y que tiene varias minas de oro en posesión de los Indios»…
  7. Francis Drake: éste no vino á las Filipinas, sólo estuvo en Marianas, y de allí fué á las Molucas. (Sir Francis Drake's Voyage).
  8. Su misión, parecida á la del actual diputado, tenía, sin embargo, mayor importancia, pues venía á ser una especie de Consejero ó representante cerca del Monarca absoluto de la época. ¿Por qué podía haber en aquella época representante de Filipinas y no ahora?
  9. Unos 5,000 pesos en los tiempos actuales.